viernes, 7 de junio de 2013

EL CHILE TRICONTINENTAL QUE ESCONDEMOS

En Chile se habla mucho de una clase media, muchas veces como una gran parte del país.
Vinculados a la política, al gobierno y repetidas veces, algunos rememoran un supuesto historial de clase media, diciéndose que son clase media aunque vivan y ganen dinero al nivel de sus vecinos de barrios muy acomodados y de primer nivel.

Pero es un poco preocupante cuando vemos que clases sociales perjudicadas socialmente y económicamente, también se ven como clase media. Tuiteando, en facebook, y en varios medios todos se dicen clase media, todos quieren ser clase media, hasta el más pelado en billetes no quiere reconocer su pobreza.
Gente con mala educación, que escribe con faltas ortográficas impensables para un  estudiante avanzado de secundaria en cualquier país serio, y  peor aún, muchas de nivel escolar. ¿Cómo se puede ser clase media si no se tiene educación? Ser clase media no sólo implica un nivel económico de comodidad, también estar en un nivel sociocultural más que vulgar.

Y hablemos de la parte económica, porque pareciera que en Chile se es clase media con bajas remuneraciones y bajo PIB per cápita.

Un estudio publicado en “La parte del león”, por López, Figueroa y Gutiérrez junto a la Universidad de Chile, menciona que el 99% de los chilenos tienen un ingreso mensual promedio de 345.000 pesos chilenos. Si los pasamos a dólares y a ingresos anuales, serían poco más de 8000 dólares, muy lejanos de los supuestamente 20.000 dólares del PIB per cápita que habría en Chile.
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Otros estudios y datos de La Fundación Sol, indican que la mitad de los trabajadores chilenos gana menos de 250.000 pesos mensuales, y  que el 75% de los trabajadores chilenos ganarían menos de 550.000 pesos mensuales. Si agregamos que la mitad de las mujeres chilenas no trabaja y que la familia promedio tiene 4 personas, trabajando 1 sola con un sueldo de unos 500.000 pesos (1.000 dólares) el PIB per cápita de esa familia es de 125.000 pesos mensuales (250 dólares). Cualquiera diría que una persona que tiene menos de 8 dólares diarios para subsistir es pobre. Pues en Chile son considerados “clase media”

La conclusión es la falta de honestidad de los chilenos, que se dicen más de lo que son a pesar que a simple vista se ve lo falaz del sentir general. Y hay que reconocer que muchos se esfuerzan por aparentar lo que no son  y darse pequeños lujos burgueses de clase media a expensas de vivir endeudados.

A mediados del año 2012, con la ley 20.575,  se hace un perdonazo a deudores registrados en DICOM. Son casi 3 millones de personas con deudas menores a 2.500.000 pesos perdonadas y borradas del registro comercial.
Un año después ya han reingresado al registro DICOM casi 1 millón de esas personas que habían sido borradas el año pasado.

En cuanto a salud,  casi el 85% de los chilenos se atiende (en diferentes planes) en hospitales públicos. Si estuviéramos hablando de países nórdicos, esto no sería señal de nada, ya que la salud pública es muy buena, pero en Chile, país subdesarrollado  aspiracional, atenderse en salud pública es atenderse en hospitales que están colapsados,  esperar  dos, tres y hasta 5 años después de la primera consulta para una cirugía, o simplemente entrar en baños encharcados con orines, defecados en sus paredes, sin agua en la cisterna y en el grifo. No podemos decir que alguien clase media vaya a atenderse a un hospital en Chile. No estamos en Europa ni en otro país desarrollado con hospitales estatales de primera.
Chile tiene 2 camas hospitalarias cada 1000 habitantes, compartiendo puestos en el ranking mundial con países africanos como Suazilandia, Cabo Verde, Túnez, por debajo de Brasil. país que el 80 o 90% de su territorio es selva cerrada. Comparando con los países vecinos Perú tiene 1.5, Bolivia 1 y Argentina 4 camas cada 1000 habitantes, el doble que Chile. El promedio de los países europeos tienen entre 5 y 7 camas, llegando a casi 14 camas Japón y 12 Korea del Sur en el top mundial  http://www.indexmundi.com/g/r.aspx?v=2227&l=es

La OCDE, hace unos años, indicó que más de la mitad de los trabajadores chilenos son analfabetos funcionales y que ni siquiera poseen capacidad para entender las instrucciones de cómo tomar un remedio.

Parte de esta deshonestidad chilena está institucionalizada y moralmente aceptada. Lo vemos en los usuarios de transporte público capitalino evadiendo el pago y en tantas otras conductas individuales, empresariales, institucionales. Por esto no es de extrañar que se mienta sobre la condición social y económica, dejando perplejos a quienes ven la realidad.

Un candidato presidencial puede realizar prácticas económicas nada éticas ni legales en un país serio, pero en chile se redime diciendo que no son ilegales. En Chile alguien clase media, pareciera, que puede enriquecerse al límite de la moralidad y ética, incluso tener dinero en paraísos fiscales. Pero por otro lado también una familia que tiene como entrada dos o tres sueldos mínimos se sienten clase media, aunque estén pagando de por vida una casita de paredes de yeso y madera, techos de chapa y puertas de cholguán. Mandarán a sus hijos a un colegio con mala educación, trasmitirán las faltas ortográficas, los problemas para entender el lenguaje escrito si es complejo o largo, y las matemáticas no serán del todo algo a su favor. Pero su aspiración a decirse clase media seguirá adelante generación tras generación.

Claro que hay que aclarar el tema racial y clasista de este país, porque no ser clase media implicaría reconocerse pobre, de esos pobres indios o mestizos que siempre se dan en países como este. La pobreza está marcada por un tema racial, entre otros. Reconocerse pobre es reconocerse medio indio, mestizo, eso que en Chile generalmente se asocian al alcoholismo, la flojera, la delincuencia en algún modo, con el roto, y ahora también, de moda, con un supuesto terrorismo.

Es muy complejo entender a los Chilenos; se sienten parte del club de la OCDE, que no pertenecen a este continente Sudamericano, incluso muchos que son alemanes, o al menos que forman parte de una ciudad básicamente fundada por Alemanes, como le enseñaron en el colegio a mi hijo sobre Valdivia. Vivo hace  4 años en Valdivia y les aseguro que si uno sale a la calle verá gente baja, de tez oscura, con claros rasgos mestizos en su mayoría.  Para aquellos que no lo sepan, Valdivia fue fundada varias veces por españoles, desplazando a los Mapuche de la zona.

¿Por qué le cuesta tanto a la gente del centro sur chileno reconocer su origen? Si algo está claro es que la chilenidad no es el resultado de la pureza de raza española, alemana ni mapuche. Justo la chilenidad es la mezcla de estas y otros pequeños aportes. Simplemente hay que ver los apellidos de los chilenos.
 Quiero volver al tema inicial, no quiero que se confunda, simplemente expresar mi tésis que el chileno medio por un tema aspiracional clasista y  también racista no puede verse como pobre, necesariamente debe sentirse clase media.

Ya vimos cual es el ingreso de los trabajadores chilenos, y el ingreso per cápita de casi la totalidad de la población, y la verdad no pareciera que haya una clase media chilena, mejor dicho hay una clase alta pequeña, otra pequeñísima muy rica, y una mayoría de chilenos de clase baja y poco más. Bueno, en Chile se asegura que teniendo un ingreso de 150 dólares, ya no se es pobre. Mil quinientos pesos diarios, tres dólares. Con eso no se alcanza a pagar un kilo de pan y 1 litro de leche.

Mientras en Chile se habla de clase media, la gente vive endeudada, viajando como ganado en micros y metro, o peor aún; mientras se habla de clase media y de un país en camino al desarrollo, otro país más real, el de chapa y cholguán se quema en Valdivia y arde una manzana entera en pleno centro quemando comercios y una gran galería, o cientos de casas se calcinan en los cerros de Valparaíso todos los años, en construcciones similares a las favelas brasileñas.


Hace poco  se incendió un gran mercado en Concepción, bastante precario en su construcción. Mientras algunos denunciaban presunción de intencionalidad, otros decían claramente que era una vergüenza ya que los cables estaban instalados con clavos, colgando, y pegados con cintas. Varias personas y los mismos bomberos ante la prensa, mientras el fuego ardía, declaraban que en muchas inspecciones los mismos bomberos recomendaron cambiar las instalaciones eléctricas que eran  pésimas. Y volvemos al inicio, esa institucionalidad chilena que permite hacer las cosas como se quiera, que los bomberos sean los encargados de inspeccionar, pero que no tengan legalmente autoridad  alguna para obligar las mejoras y el funcionamiento en regla.

Éste es el verdadero  Chile, el de los candidatos que cometerían ilícitos pero al final no porque  legalmente está permitido, el de los políticos que cometen actos reñidos con la honestidad, la ética pero si renuncian no pasa nada, o donde se puede quemar un centenar de casas y nadie ha controlado como se construyen, si las instalaciones de electricidad son correctas y si hay agua en los grifos de bomberos.

Mientras se sigue hablando de clase media, poco a poco se va quemando el Chile de cholgúan y chapa, o como la semana pasada se inunda bajo una lluvia pertinaz pero nada extraordinaria por falta de un buen alcantarillado y de planificación urbana.

Chile se dice que es un país en tres continentes, por su  territorio antártico y el insular del pacífico. También muchos ya se creen parte del club de los países desarrollados, comparándose con países europeos.  Por otro lado siempre se miró al norte, tratando de copiar el american way (bastante rasca la copia salió)

Pero si vemos los números reales, mientras un puñado de chilenos exitosos viven con ingresos de Países europeos ricos, la inmensa mayoría de chilenos viven con ingresos y servicios similares a países africanos.  Ese es el verdadero Chile tricontinental.



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