Corte Suprema al Gobierno: “Este espectáculo lo observamos en Chile y en algunos otros lugares que se califican de repúblicas bananeras”
Cuando llegué a Chile el cambio cultural no fue muy grande,
hasta que comencé a darme cuenta de las diferencias enormes entre los dos
países de mis nacionalidades.
Una de ellas y la más preocupante, es cuando por televisión pude ver como el accionar policial era de un
estado policial, poco democrático y bastante clasista. Ya sabía de hacía años las discriminaciones
que hacía carabineros al ingreso de nuevos cadetes. Conocí de primera mano el
caso de una amiga de la adolescencia, que a pesar de haber sido muy buena
alumna, por su condición socioeconómica no se le permitió ingresar para
carabinera oficial y sólo debió conformarse para ser carabinera de abajo. Era
de familia humilde y sin apellidos interesantes.
Pues, como decía, por televisión no sólo podía ver el actuar
excesivo contra manifestaciones callejeras por la policía, ver que utilizan
armas de guerra en tiempo de paz y para reprimir a civiles –metralletas por
ejemplo- si no que pude ver como había un reality en el que a las patadas,
destruyendo puertas y demás, los carabineros armados y vestidos como soldados
gringos en Irak, ingresaban en hogares a la noche. No importaba que hubiera
niños inocentes de por medio.
Yo sabía que Chile no se destacaba internacionalmente por la
defensa de algunos derechos civiles y que no era una democracia como otras en
la región, pero nunca me imaginé una degradación tal de los individuos y sus
derechos.
En Uruguay la constitución declara como sagrado al hogar y
en horas de oscuridad, el estado, la policía, no puede ingresar a ningún hogar
sin permiso de sus dueños. En la noche la policía, aunque tenga orden judicial,
no puede ingresar en una casa habitación.
En 1980 el gobierno militar uruguayo (dictadura) quiso
cambiar esta ley en el plebiscito del mismo año que perdió. Hace muy poco
también hubo una iniciativa política para el cambio, pero como la constitución
protege la invulnerabilidad del hogar en la noche, y no hay apoyo suficiente para
cambiarlo, los derechos de las personas aún se protegen.
También vi cómo carabineros declaraban culpables en
conferencias de prensa a personas apresadas, que aún no habían siquiera sido
acusadas por la fiscalía.
Recuerdo a Hinzpeter, ministro del interior, declarando
culpable a un ciudadano Pakistaní, a carabineros entrando en su casa sin una
orden judicial y parece que a pedido de la embajada de EE.UU., mientras la PDI
esperaba la orden para allanar.
O el caso bombas, que se acusó de culpabilidad una y otra vez
por ese ministro y el gobierno, que terminó en un juicio desastroso, con la
inocencia de todos los inculpados y con una cantidad enorme de dinero que la
fiscalía y nosotros debemos pagar a los acusados.
Aún hoy se escucha dos por
tres a algún trasnochado del gobierno, incluyendo al ministro actual del
interior, decir que son culpables.
Parece que en Chile es normal que el gobierno – sea del
color que sea- suela interferir en el trabajo judicial, incluso dar señales
claras de cómo quiere el gobierno que resulten los fallos.
Recuerdo uno o dos casos en Uruguay, que algún ministro osó
hacer algún comentario leve sobre algún fallo complejo y todo el poder social y
político cayó encima del osado declarante, que horas después salió a pedir
excusas.
Me crié en Uruguay, en dictadura hasta mi pubertad y tuve
una educación secundaria en plena democracia. Allí aprendí algo muy importante
y valioso para una democracia: la separación de poderes en los estados
republicanos demócratas. Y parte de esa democracia republicana consiste en que
el gobierno no participe ni esté constantemente criticando fallos judiciales.
Las herramientas de los gobiernos para interactuar de alguna forma, es a través
del poder legislativo, haciendo leyes claras y justas.
Chile tiene una legislación antigua del siglo XIX, lo que
conlleva a penas desmedidas en algunos casos (sabemos que antes por robar un
caballo se mataba al ladrón, hoy ya no es así) y por otro lado la falta de
legislación ante nuevos delitos, o delitos que antes no se castigaban porque
eran cometidos por las clases acomodadas, las que hacían las leyes (hoy sigue
siendo igual).
Pongo como ejemplo la falta de legislación para dos casos
puntuales y que están en dos extremos opuestos: faltan leyes que prohíban el uso y
castiguen con cárcel la venta de hilo curado -hilo de cometas o volantines que
se le agrega vidrio molido y que todos los años provoca lesionados graves y
hasta muertos- Y debo explicarlo, porque en otros países con otros grados de
desarrollo, este “deporte” parece bárbaro cuando se conoce. El otro ejemplo es
la falta de penas de cárcel para delitos económicos como los de La Polar, las
farmacias y tantos otros comunes en Chile y que sufrimos día a día.
También me ha llamado la atención la lógica que se suele
usar según la conveniencia: “Siempre ha sido así” – para no cambiar nada- o la
trágica deducción, “hasta ahora esto no había pasado” y no hubo la necesidad de
fijarse en ello –cero capacidad para prevenir o adelantarse a los hechos-.
Por otro lado si los legisladores chilenos trabajan como los
que hicieron los “tratados” de límites con Perú, que parecieran escritos en
horas de la madrugada y en estado muy alegre, se entiende el resultado. Hasta
hoy deben estar preguntándose los jueces de la Haya que decían esos supuestos
tratados, o que quisieron decir. Bueno, sabemos que en Chile el tema del
analfabetismo funcional es grave y esto evidentemente conspira, porque a pesar
que se cree que los legisladores son la elite del país, la verdad es que quizá
lo sean socialmente, económicamente, pero nunca culturalmente.
Otro dato que me llama la atención, es la cantidad de
personas que son puestas en prisión preventivamente mientras se realiza el
juicio. El dato más preocupante es que suelen ser personas de las clases
sociales y económicas más bajas, ya que en casos muy importantes de delitos
graves por la complejidad de ellos, pero cometidos por empresarios no suele
verse que les den prisión preventiva. Esto denota el verdadero clasismo y racismo
del la justicia chilena.
Primero la policía y el gobierno declara culpabilidad
ante de iniciado el juicio cuando les conviene, y por otro lado los fiscales y
jueces no miden con la misma vara a delincuentes de diferentes clases sociales.
Quién haya vivido en un pueblo pequeño en Chile, sabrá y habrá visto como las autoridades policiales, fiscales, jueces, políticos y grandes empresarios –muchas veces ambas cosas a la vez- suelen “compartir” en fiestas o comidas privadas. Luego de tal grado de “amiguismo” no dudemos si policía, fiscales o jueces, suelen actuar duramente cuando los intereses de los empresarios amigos son afectados, pero muy blandamente cuando son los empresarios, políticos u otros amigos los acusados.
¿Qué puede hacer un empleado cuando ve cómo un empresario importante de la comuna, coimea a carabineros asiduamente? ¿O cuando ese mismo empresario, a través de empleados coimea a inspectores municipales para no tener problemas en su empresa, a pesar que las aguas sucias de los baños corren junto a la panadería? Pues, en un país como este, el empleado no puede hacer más que comentarlo entre sus amigos y quizá algún día escribir sobre ello.
Hace poco escuchaba al acusador en la causa del mapuche (Celestino Córdova) acusado de los asesinatos del matrimonio Luchsinger- Mc-kay y hubo algo que me rechinó.
Parece que usaron como pruebas el tamaño de los orificios de la o las balas en el acusado, tanto en su cuerpo como en su ropa, para dar con el calibre del arma disparada. Todo para deducir que era del arma del señor Luchsinger.
Hace años atrás pude leer, en noches de desvelo en casa de mis tíos médicos, un libro sobre medicina legal y una de las cosas que recuerdo es que jamás se puede saber el calibre exacto de una bala por el agujero en una prenda de vestir o en un cuerpo, ya que tanto la piel y la carne como la ropa son elásticas. O sea que al ingresar la bala, la piel o la vestimenta se deforman estirándose y luego que la bala pasó, estas vuelven a encogerse.
Quedé espantado con el comentario que escuché en televisión, y doblemente cuando al pasar las horas no escuché a nadie, policía, perito, médico legal, abogado o quién sea, que refutara tamaño disparate.
Peor si le sumo a lo otro que me ha parecido una falta total al debido proceso: es que sin tener pruebas firmes, se enjuicie como asesinato a este machi mapuche, por haber sido encontrado en la zona y con heridas de bala.
Lo principal es que no hay prueba alguna que este mapuche haya encendido un fósforo, o tirado bencina o lo que sea, cualquier persona con un poco de sentido común, entiende que a pesar que hubiera estado en el sitio, pudo sólo estar mirando o haciendo vigilancia o cualquier otro acto de complicidad pero no vinculado directamente al asesinato. Y lamentablemente esta es la verdad, no hay forma, en este caso, de determinar quién encendió el fósforo y tiró la bencina (o el combustible que fuera), a no ser que alguno de los implicados delate o se inculpe. También hay que aclarar que Córdova fue encontrado a 2 kilómetros del hecho, y la fiscalía no pudo demostrar que estuviera en el lugar del incendio.
Lo peor de todo esto, es que yo, un simple nadie, puedo cuestionarme un montón de hechos y la gente que supuestamente sabe de la materia, pasa de lado datos importantes.
Y no quiero agregar las dudas que hay de una policía como carabineros, que ya ha sido demostrado que hacen montajes, que asesinan por la espalda y ocultan las prueban, y todo lo que uno puede imaginarse en este caso de la Araucanía, si dónde encontraron al lonco es allí realmente, si habrán sido ellos que le dispararon, etc. Y es que en este país yo ya no sé en quién creer, la corrupción y la desidia en los involucrados en el control del orden y la justicia es tal que no hay alfombra que la pueda tapar.
Es imposible que haya justicia real cuando civiles son juzgados por cortes militares y cuando policías que cometen delitos contra civiles son enjuiciados por sus camaradas de armas, esos que todos sabemos son clasistas y racistas, que valoran más la vida de uno de ellos que la de un “indio culiao”.
Me preocupa escuchar hoy al presidente Piñera decir que el puede comentar fallos y aún más, criticarlos cuando le parecen incorrectos o con penas leves como el caso del machi Córdova en el caso Luchsinger- Mc-kay.
Chile se parece mucho a esos países bananeros en que los derechos civiles están por debajo de los derechos del poder, en que se presiona al poder judicial para que los fallos sean de acuerdo al poder de turno. Chile es igual a esos países dónde los gobernantes critican en los medios de comunicación con nombre y apellido a los jueces que hacen su trabajo, para que la opinión púbica -el populacho- termine dando una sentencia de culpabilidad social a “esos” jueces que suelen fallar e incomodar a los gobernantes bananeros.
Esos mismos gobernantes que suelen cometer delitos económicos y de corrupción pero nunca son condenados.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Corte Suprema al Gobierno por criticar fallo
http://www.theclinic.cl/2014/03/01/corte-suprema-al-gobierno-por-criticar-fallo-a-celestino-cordova-este-espectaculo-lo-observamos-en-chile-y-en-algunos-otros-lugares-que-se-califican-de-republicas-bananeras/
PIÑERA CONTRA EL PODER JUDICIAL - NOTA DE PRENSA
http://noticias.ve.msn.com/internacional/pi%C3%B1era-se-enfrenta-a-corte-suprema-por-condena-a-curandero-mapuche-en-chile-3
URUGUAY; LEGISLADORES Y JURISTAS ASEGURAN ILEGALIDAD DE LOS ALLANAMIENTOS EN LA NOCHE - NOTA DE PRENSA
http://humanismouruguayo.wordpress.com/2012/04/24/combate-a-la-droga-por-allanamientos-sin-apoyo/