En el Génesis, comer la fruta prohibida condena a la
humanidad al destierro del paraíso y miles de calamidades. En la Bella
durmiente, la tentación también está camuflada en una manzana lustrosa
envenenada.
En la realidad estas frutas envenenadas, muchas veces tienen
un sabor dulce para quién la come, incluso adictivo, pero muy amargo para
terceros quienes serán los verdaderos perjudicados.
Hoy miles sienten el amargor de la traición en su interior
más profundo. Y lo peor es que gestos como el de Giorgio Jackson, al aceptar la
manzana envenenada, envenena el corazón de miles de jóvenes chilenos, aparte de
adultos como yo, que algo estamos acostumbrados a estas traiciones.
Muchos creían en jóvenes que trataban de no contaminarse, no
con la política, si no con la corruptela de la política actual chilena.
Estábamos dispuestos a enfrentar la pelea y a
perderla pero sin perder los principios, sin perder la integridad que nos hacía
diferentes a quienes nos enfrentábamos.
Hoy, los jóvenes del PC Vallejos y Cariola, más el supuesto independiente Giorgio Jackson,
dejaron en claro que lo que algunas minorías dicen es verdad: el que entra en
política es para acomodarse, para ostentar el poder y cueste lo que cueste. No
importa vender principios, desdecirse, al final de cuentas engañar y mentir.
En mi caso personal, nada me extraña de Vallejos y Cariola,
funcionales a un partido que, y no sólo en Chile, siempre ha sido funcional a
los intereses partidistas sin mirar jamás otros intereses generales. En Bolivia
abandonaron al Che, y recuerdo muy bien como en Uruguay apoyaron las medidas
prontas de seguridad, previo a la dictadura, en el parlamento. O a Arismendi,
secretario general del partido comunista uruguayo, que entregó a la dictadura
las listas de afiliados al partido a cambio de su libertad.
Mi abuelo fue sindicalista toda la vida, fundador de la
primera central de trabajadores del Uruguay, por décadas anarquista, y siempre
dejó en claro las traiciones del PCU que debieron enfrentarse una y otra vez.
Vuelta la democracia en Uruguay, las huelgas vendidas de
Alpargatas y de cervecerías, el pacto COCO y tantos otros manejos oscuros de
los comunistas me enseñaron a nunca confiar en ellos y que todo es esperable
por parte de ellos.
Así que nada me extraña que Camila Vallejos haya pasado de
asegurar no apoyar a Bachelet a hacerlo a cambio de un escaño para su partido.
Ayer tanto Paulsen como el chascón Villegas, y en varias
oportunidades, le preguntaron que iba a hacer ella y el PC si la “nueva mayoría”
no lograba introducir los cambios necesarios. Nunca respondió de frente. Al
mejor manejo de los viejos políticos chantas, que hablan, hablan pero no dicen
nada, Camila no respondió la pregunta. Es que al PC no le importan los cambios,
están por encima los intereses partidarios y muchas veces es más conveniente
dejar que todo siga igual para que gane el partido.
Hace unos meses aparecieron unos volantes en una marcha
estudiantil, con fotografías de Bachelet, Vallejos y Giorgio. Juntos por una
nueva mayoría, decía el texto. Tanto Giorgio como Camila salieron a
desmentirlo. Hoy, poquitos meses después, se confirma ese dicho que dice que
las mentiras tienen patas cortas.
Es que hace tiempo se veía que algunos dirigentes
estudiantiles tenían ansias de poder, que venderían su alma y a sus compañeros
de lucha por ello. Supongo que no soy el único que vio venir esta jugada
política.
Vallejos sabe lo que hace, está instruida para ello, primero
el partido y no importa a quién deba traicionar. En cambio Giorgio, al igual
que la Bella durmiente, probó y le gustó lo que le dieron a probar. Giorgio
cayó en el embrujo y el sueño de los débiles, ahora quedará deudor por siempre
de una deuda que deberá pagar a crédito, en múltiples cuotas a la Concertación
votando en bloque, si es que gana en las próximas elecciones.
Hace cuatro años, otro joven llegó renegando de la suciedad
de la política tradicional. MEO decidió irse de la concertación y batallar
contra ella, pero todos sabemos lo que hizo al final: en segunda vuelta pagó
viejas deudas y apoyó a un paupérrimo candidato de la Concertación.
En estas elecciones veremos si MEO logra cautivar nuevamente
a un casi 20% de la población como en las elecciones pasadas, y también si
Giorgio Jackson logra un escaño. Sabemos que mucha gente va a votar por la
Alianza y la Concertación, esa gente que está cómoda con el sistema actual, que
dice pedir cambios pero que en realidad no quiere grandes cambios en sus vidas.
Este tipo de gente siempre será conservadora, aunque se vista de burgués
progresista. Pero en cambio los jóvenes y aquellos que no están conformes y
desean cambios de verdad, se enfrentan a una triste realidad descubriendo que
quienes decían ser la diferencia, son más de lo mismo y siempre terminan
negociando.
Una vez más pierde el Chile del futuro cuando las supuestas
caras nuevas, aceptan el juego de las caras viejas.