viernes, 23 de septiembre de 2011

La conspiración que anestesia a un pueblo.

En Chile la falta de participación, a la hora de las decisiones, es patológico. Lo digo en el sentido que es una sociedad bastante clasista, que ha funcionado por siglos con un pequeño grupo de poder, siempre aislando al pueblo de toda posible participación. Y prueba de ello han sido los golpes militares, la represión de las fuerzas armadas y policías en períodos de "democracia", evitando protestas y manifestaciones populares, como hace 100 años en la escuela Sta. María de Iquique, y si revisamos bien fueron más de 50 reconocidas, en el siglo XX, sin mencionar la dictadura de Pinochet. Podemos ver (http://www.archivochile.com/Historia_de_Chile/sta-ma2/2/stamatexrel000005.pdf ), que en general, los gobernantes chilenos utilizaron más de lo que la gente piensa y conoce, las estrategias de represión, incluyendo grandes masacres de hombres, niños y mujeres, principalmente contra los obreros salitreros, los ferroviarios, mineros, portuarios, sindicalistas de Punta Arenas, etc. cada vez que había organización obrera o popular, los gobiernos las eliminaban.

No es de extrañar la falta de participación actual, la gente aprendió a sangre y balas que no debía participar, a no meterse. Por supuesto, los poderosos de Chile siguen con otras estrategias nuevas para evitar la participación, generando mano de obra barata, mala educación generalizada, delimitar bien los territorios de acuerdo a las clases sociales, etc. Y esto pensando que los gobiernos de Chile aspiran a ser un país desarrollado, pero con políticas sociales internas de las peores de Sudamérica. ¿Cómo hacemos ahora, para que la gente se involucre sin temor y cambiarles el chip del individualismo, y que si se organizan ganan más que haciendo las cosas en forma independiente e individual? Porque los que tienen el poder no creo que estén muy de acuerdo en repartirlo, y la historia chilena lo demuestra bien clarito. Por algo en Chile menos del 10% de los trabajadores está sindicalizado. Una sociedad que rechaza sus derechos civiles, evidentemente está enferma.

Otro tema que mantiene el staus quo, manejando estratégicamente la comunicación "soberana", que mantiene una cierta unidad nacional, y que evidentemente desvía la realidad de dos Chiles opuestos, es la magnificada relevancia que se le da a la idea de vivir rodeados de países que quieren quitarle territorio a Chile.

Mientras en los colegios se les miente a los alumnos sobre el verdadero origen de la Guerra del Pacífico, creando una mitología, incluso, de héroes que no lo fueron, los chilenos viven eso como realidad y se sienten proclives a una posible invasión, casi a la misma medida que a las posibilidades de un terremoto.

Los chilenos se forman aprendiendo que el libertador de Chile no fue San Martín, deuda eterna al pueblo Argentino, muchas veces odiado y envidiado, o que Perú y Bolivia se aliaron para hacerle la guerra a Chile, cuando en realidad los concesionarios Ingleses de las salitreras bolivianas y chilenas, le pidieron al gobierno chileno que comenzara una guerra por intereses particulares de éstos. Qué inmensa casualidad, luego de ganar la guerra, Chile se queda con los territorios mineros y los "dueños de las minas" se hicieron multimillonarios, pagando casi nada de impuestos. Mientras, el pueblo chileno tenía índices de pobreza similares a los de África.

Por otro lado, un viejo tema, pero muy actual, que no se soluciona nunca. El alcoholismo en Chile es una epidemia, y los accidentes de tránsito, en gran parte por ebriedad de conductores y peatones, son similares a países con muchas veces más población que la nuestra.

No hay nada que inventar, todo ya se inventó, pero no hay intereses en poner impuestos a los alcoholes, que son menores que los de los combustibles para calentarse y cocinar, increíblemente. No se evita publicidades en espectáculos deportivos, en lugares que niños participan. La televisión y las publicidades promueven cada fecha patria como el último día en la tierra y que hay que beber hasta desfallecer. El estado, el Ministerio de Salud Pública no intervienen adecuadamente.

El resultado, un país con gran parte de la población anestesiada, alcohólica, esperando el momento para evadirse de la realidad inmodificable.

¿Le convienen a los grupos de poder, que gobiernan, que estos "anestesiados" lo dejen de estar?

Pero ayer, unos 150.000 chilenos demostraron que algunos cuantos están cambiando, al puro estilo de Matrix, hay gente que prefiere despertar, ver la realidad angustiante y luchar para cambiarla.


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