Me sorprendió al escuchar a
Guillier en Hora 20 (La Red) cuando comentó que el presidente Piñera estuvo
correcto ante la interpelación de Evo en la cumbre reciente del CELAC.
Y mi sorpresa es porque considero
a Guillier uno de los mejores periodistas chilenos, no por coincidir
políticamente con él, sino por su audacia y facilidad de análisis de diferente
situaciones.
En el caso mencionado, en que
Bolivia hace el reclamo territorial y marítimo, no quiero irme de uno de los
temas principales: el tratado de 1904.
Hasta ahora la versión chilena es
que hay un tratado y que se debe cumplir. Naturalmente en Chile se hacen oídos sordos
al reclamo Boliviano. Supuestamente es un tema de estado y todos los chilenos
sienten que es suyo lo que Bolivia reclama.
Evo y otros bolivianos aseguran
que el tratado de 1904 fue realizado coaccionando a Bolivia, en cambio en Chile
aseguran que no es así y las más sesudas explicaciones que he escuchado fueron
que el tratado fue realizado 20 años después de finalizada la guerra.
Cuando en Chile se dice esto, es
para aclarar que no se hizo el tratado en el momento en que las tropas chilenas
estaban ocupando el territorio recién vencido y que supuestamente 20 años
después de finalizada la guerra, y en paz, Bolivia ya no estaba en una posición
de desventaja.
El chileno medio lo entiende así,
y los poderes fácticos chilenos siempre se aseguraron que el pueblo chileno así
lo entendiera.
Y no hay que darle poca
importancia a los poderes fácticos de este país, pues han logrado crear una
sensación de estabilidad por medio del orden y la fuerza en el pueblo chileno.
Parte de los medios que se han utilizado es la creación de una historia chilena
al margen de la realidad, casi mágica y con mucho de mitología.
El chileno, como buen
nacionalista honra la bandera, a las instituciones, a las autoridades y a los
poderosos, generalmente en forma sumisa y sin cuestionar aquello. Las excepciones son muy pocas.
Parte de la historia que el
chileno asume, es que un señor Riquelme, llamado en su momento “El guacho
Riquelme” (tan característico del racismo y clasismo chilensis aun hoy) es el
libertador de Chile, pero llamado O´higgins: tardíamente cuando supuestamente
su padre lo reconoció. La historia chilena dice que O´higgins es el libertador,
pero leyendo los libros de historia que no fueron mandados a hacer a gusto del
estado chileno, incluso leyendo a grandes historiadores de países vecinos,
queda claro que San Martín es el verdadero libertador del Pacífico sur,
incluyendo al Perú.
Pocos chilenos, también saben que
Riquelme u O´higgins o como se le desee llamar, hizo lo mismo que le hicieron a
él. Don O´higgins Riquelme también dejó guacho a su hijo.
Pero subamos la apuesta, la principal
fecha patria chilena: el 18 de setiembre. Todos los chilenos festejan esta
fecha y casi ninguno sabe fecha de que es conmemoración. Los chilenos han
aprendido a denominar esta fecha como la de la independencia chilena.
Los historiadores chilenos que
han trabajado para los poderes fácticos chilenos, han escrito la historia
declarando al 18 de setiembre como la fecha de la independencia, cuando hay
sobrada documentación en Chile para saber que ese día es cuando los oligarcas
criollos chilenos dan su apoyo al rey español, que se encontraba en guerra
contra Napoleón.
Por eso recalco, volviendo al
inicio, que me extraña que mentes lúcidas, como Guillier y otras personas que he
escuchado, den por sentado la versión chilensis en el tema de la guerra contra
Bolivia y el resultado de la quita de territorios.
Sabemos que el inicio de la
guerra fue, como otras tantas veces, utilizar al estado y su maquinaria en
beneficio de los dueños de Chile. Hoy lo vemos con el ejemplo del litio con la
empresa Soquimich, donde el hermano del ministro de minería trabaja como
vicepresidente ejecutivo. Para que quede claro el ministro de la entidad que
licitaba, es hermano de quien se adjudica la licitación. Por supuesto se usaron
artilugios legales para declarar a la licitación “limpia”, aunque al final el
chanchullo no resultó tan limpio y la licitación se cayó.
Otro ejemplo claro de cómo el
estado y sus instituciones funcionan para el poder fáctico, es el caso del
perdonazo a la tienda Jhonsons. La entidad chilena de impuestos le perdonó una
deuda de 127 millones de dólares al dueño de la tienda, a cambio de un pago de
sólo 8 millones. El gobierno también aseguró que era un proceso limpio. Hace un
par de días, salió a luz que el dueño de la tienda, el beneficiado, tiene
negocios con el director de impuestos, el que perdonó la deuda.
Estas cosas ocurren siempre en Chile una y otra vez, sea un gobierno dictatorial o una democracia con
gobierno de derecha o socialista o demócrata cristiano. Los ejemplos sobran,
mes a mes, año a año.
Y para aquellos que leen desde el
extranjero: ¿creen que los chilenos se indignaron y salieron a la calle a
protestar? NI UNO levantó un cartelito en la puerta de la moneda.
Con esto me refiero al gran trabajo
realizado por los poderes fácticos chilenos, apoyados en el estado y los
gobiernos de turno.
Pues a fines del siglo XIX,
cuando el gobierno boliviano decide subirle “los impuestos” a los gringos que
tenían adjudicadas las minas de salitre en territorio boliviano, estos gringos
indignados por verse obligados a pagar más “impuestos”, logran que el estado
chileno apoye su reclamo. Los poderosos
gringos, unidos a los oligarcas criollos chilenos, terminan utilizando los
dineros del estado chileno para realizar una guerra de intereses económicos
privados. Por supuesto que en general los chilenos no cuestionan nada y menos
si ganaron. Yo aseguro que otra historia sería la de Chile si los límites con Perú
o Bolivia fueran cerquita de Santiago.
La guerra fue fratricida, como
todas, y como siempre sufren los mismo, los pobres y desamparados de uno y de
otro lado. Del lado chileno son miles los raptados y puestos en trenes a pelear
una guerra que no era suya.
Finalizada la guerra y
victoriosos, los mismos dueños de Chile, emprenden contra el estado Mapuche al
sur del Bio Bio, que hasta ese momento era independiente. Usando el dinero de
los chilenos nuevamente, las clases sociales ricas se quedan con un territorio
nuevo a sangre y muerte.
Pero no es todo, en 1907, los
mineros del salitre del nuevo norte chileno, va a la huelga. Tras varios días
de huelga en Iquique, nuevamente los dueños de las minas utilizan al gobierno y
estado chileno, y un batallón del “glorioso” ejército chileno, arremete a
balazo limpio contra hombre, mujeres y niños en la escuela Santa María. No se tienen números de la matanza, pero se
hablan desde cientos de muertos hasta más de tres mil. Como en Chile siempre se
han maquillado las cifras a favor de los dueños del fundo, debo entender que la
probabilidad más real es que sean miles de muertos.
La paradoja es que con el dinero del salitre no se levantó ni una escuela en Chile. Todo el dinero se lo llevaron los empresarios casi sin pagar impuestos y estas regiones chilenas aún siguen siendo pobres a pesar de la enorme riqueza mineral del salitre, litio y cobre.
Sabiendo todo esto de la historia
chilena, nada me cuesta dudar de la veracidad del tratado con Bolivia en 1904.
Si los dueños de las minas y de Chile fueron capaces de usar al ejército (y también a carabineros en el siglo XX) para
matar al propio pueblo chileno, que no
habrán hecho para lograr que algún político boliviano firmara el famoso
tratado, cediendo el territorio del Pacífico a Chile.
Me llama la atención que algunas
mentes lúcidas chilenas, crean la versión oficial habiendo tantas “historias”
de mentira y siempre a favor de los oligarcas locales. Y esto lo digo más allá
de lo que cada uno piense respecto a darle o no la salida al mar a Bolivia,
pero ayudaría en la discusión si las cartas sobre la mesa fueran reales.
Al final de cuenta, todos los
chilenos saben que, se acaba de dar el mar chileno y a perpetuidad, a un puñado
de empresas pesqueras, controladas por 7 de las familias más ricas de Chile. Todas
las riquezas piscícolas del mar chileno para 7 familias millonarias.
Algún día los chilenos de la calle,
deberían entender que en Chile, cuando se defiende algo que se cree nacional o
del estado, se está defendiendo los intereses económicos de algunos privilegiados.
Siempre ha sido así y lo sigue siendo, es la lógica chilensis: si siempre ha
sido así ¿para que cambiarlo?
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