Mientras algunos se enriquecen
sin generar producción a costa de quienes deben pagar de más, también el
sistema económico actual ha encontrado la manera de que quienes producen bienes
o servicios puedan ahorrar en los costos para aumentar sus ganancias. La forma
más común y sencilla es ahorrar en sueldos, pagando salarios bajos.
El mercado se autorregula de tal
forma, que hace que los sueldos bajen y no suban ajustados al IPC real. Una
gran forma que han encontrado los defensores de este sistema económico para que
los sueldo bajen ha sido que la gente se endeude. A la vez que se da créditos
que enriquecen a quienes lo dan, por otro lado empobrece a quien lo solicita, y
también se sabe que una persona endeudada trabajará por menos dinero que una
que no lo está.
He aquí uno de los motivos por el
cual en Chile no se suben los sueldos a niveles morales, éticos y necesarios
para vivir. Si el sueldo mínimo es bajo, habrá mucha mano de obra barata, las
empresas ahorrarán dinero en su producción, los empresarios ganarán un dinero
extra, mientras que a su vez el trabajador deberá pedir crédito y pagar más que
al contado, quién le da crédito ganará sin producir y endeudará a su cliente,
que al estar endeudado aceptará trabajar por lo que se le pague aunque sepa que
su trabajo, experiencia y conocimiento valga mucho más.
También es conveniente mantener a
un grupo grande de personas que obtengan mala educación, quienes serán siempre
un fondo de recursos de mano de obra barata, fundamental para la industria y
empresas.
Y llegamos a la conclusión que en
la educación rigen las reglas del sistema económico que se defiende actualmente
en Chile. Un centro de educación que busca el lucro, inevitablemente debe
funcionar económicamente como el modelo lo requiere. Al final de cuentas es una
empresa más, que le resulta conveniente ahorrar en costos para obtener mayores
ganancias.
Estas empresas de la educación
deben vender su producto con la finalidad de ganar dinero. Les conviene ahorrar
en sueldos pagándole menos a sus profesores, muchas veces contratando a
profesores “taxi” o a los peores, que serán los más indicados para aceptar
bajos sueldos. O como se ha visto en algunas universidades, se ahorra
descartando cátedras necesarias para la formación de los universitarios. A su
vez a estas empresas les conviene publicitar su producto para aumentar las
ventas, sabiendo que es mejor invertir en publicidad que en calidad, pues como
todo producto, si bajamos la calidad se gana más.
Pero las empresas de la educación
son parte del sistema, y deben encajar en los engranajes de éste. Entonces debemos entender que a los
empresarios en general, de la educación incluidos, saben que es necesario una
clase social con poca educación para que siempre haya mano de obra barata. El
problema surge cuando quienes deben manejar el estado están coludidos con el
sistema económico y utilizan a la educación pública como medio de generación de
mano de obra barata con baja educación.
A su vez, hay un grupo de
personas que aspirarán a obtener mejor educación y entrarán en la lógica del
endeudamiento, multiplicando las ganancias de las empresas de educación y
financieras, y cayendo en la espiral del endeudamiento mencionada
anteriormente.
Las clases acomodadas, en el
sistema actual chileno, pagarán por obtener mejor educación sin endeudarse,
aunque será con un sobreprecio importante, ya que aparte de la educación,
pagarán por el prestigio de ser parte de una institución educativa valorada,
muchas veces por su calidad, muchas veces por su marketing e imposición de
marca. Esta misma clase social es la que compra una cartera Louis Vuitton a
4000 dólares, cuando quizás salga 100 producirla, con mano de obra barata y
siendo la mayor inversión de esos 100 dólares la publicidad.
"Sean los orientales tan ilustrados como valientes" JOSÉ ARTIGAS
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