jueves, 12 de mayo de 2011

UNA MIRADA MESTIZA









Quiero comenzar explicitando que este trabajo se basará en mi mirada y experiencia personal, parte de la cual se desarrolló muchos años en el extranjero. Viví en Buenos Aires, ciudad cosmopolita por excelencia, además de sus orígenes españoles y enorme influencia italiana, alberga la segunda comunidad en tamaño de lituanos en el extranjero, después de Nueva York, la mayor cantidad de gallegos fuera de Galicia, gastronómicamente no carece de cocina árabe, armenia, repostería francesa y tan francesa que sólo en Francia se ven cosas similares, etc. Y todo esto dado la inmensa cantidad de comunidades que con su cultura aportaron en la arquitectura del siglo XIX (Ingleses y franceses), al arte, al idioma (el lunfardo, de origen italiano y hablado por las clases bajas), la música, y todo lo que se ve, se siente, se huele, y se toca.
En Uruguay viví en Montevideo, culturalmente una Buenos Aires pequeña, con idiosincrasia propia. A pesar de las diferencias notorias, no creo en el mundo, dos capitales tan parecidas culturalmente. Por supuesto que mucho aporte se generó desde la más grande, pero compartimos iguales orígenes, iguales corrientes inmigratorias y mucho aporte a la inversa. Tal es así, que sin llegar a la discusión de Gardel, el cual tenía pasaporte uruguayo cuando murió, diciendo que era nacido en Tacuarembó, la obra maestra del tango mundial, con la cual se suele representar a Argentina en mundiales, Juegos olímpicos, es uruguaya: La cumparsita.
Me crié en un barrio llamado villa Cosmópolis, rodeado de armenios, judíos, gallegos, españoles de diversos sitios, vascos, italianos, libaneses, mi bisabuelo otomano, mi bisabuela lituana, otra bisabuela nieta de griegos, rusos, checoslovacos, yugoslavos, croatas, polacos, entre otras comunidades más pequeñas en la zona. Algunas, al prosperar económicamente, se movieron a zonas sociales más acomodadas, ya que la villa Cosmópolis era un barrio obrero, de industrias frigoríficas principalmente.
Crecí viviendo el carnaval uruguayo, con conjuntos artísticos como la murga, de origen español y ahora totalmente acriollada, el candombe de los negros que casi sin variantes se mantiene lo más fiel posible a las tradiciones afrocoloniales, el tango con intercambios de ida y vuelta con buenos aires, una gran frontera con Brasil, donde en las principales ciudades una avenida abierta es el límite entre Brasil y Uruguay. Uno cruza de un lado al otro, a comprar, estudiar, al médico, etc., como si cruzara la alameda de vereda a vereda. En una de estas ciudades, Rivera, se generó un idioma nuevo, el portuñol. Usado principalmente del lado uruguayo. Sucede en igual medida que en Bs. As. gastronómicamente, arquitectónicamente, en los deportes, clubes formados por criollos, otros por extranjeros, iglesias armenias, clubes de lituanos, de griegos, gallegos, etc. donde se aprenden danzas típicas y el idioma, entre otros aspectos culturales.
Si no explicara esto, no podría entendérseme el por qué de mi opinión respecto al tema solicitado.
Ya hablé en mi otro trabajo, del curso de políticas culturales, la falta de políticas en Valdivia y alrededores, que me llegaban a dar la impresión que no se aprovechaba lo que había para un buen turismo cultural.
Mi mirada no es la mirada del chileno medio, sólo en algunos sitios he encontrado miradas similares en Chile y Valdivia.
Esta zona se destaca por presencia en un mismo lugar de una comunidad criolla alemana, originariamente alemana, criollos chilenos de origen español y poco mestizados, una gran mayoría mestiza (de criollos chilenos principalmente con población originaria) y población originaria, que si no me equivoco es principalmente mapuche en la región.
Por lo que conozco de Chile, no es igual en todos lados, ya que me ha llamado la atención que la zona central es la única donde el criollo chileno tiene una población importante, además del mestizo. No se número, pero es lo que se ve a simple vista. Y parto por esto, porque la separación etnogenética en Chile es notoria. Desde este punto de vista vemos que en Valdivia los alemanes realmente no se mezclaron genéticamente, hasta varias generaciones de acriollonamiento, y pareciera que estos criollos alemanes se cruzaron principalmente con criollos chilenos, no con mestizos ni con mapuches. Posiblemente por temas de clases sociales.
No se si en chile es un tema a tratarse, pero no se ven pobres rubios en general. En el río de la Plata, así como en Europa, América del norte ser rubio y pobre es normal. Esto indica que en Chile las poblaciones europeas no tuvieron ninguna intención de bajar de clase social ni de mestizarse. Es lo que se ve en Valdivia, descendientes de alemanes, con características europeas, o del chileno criollo.
El mestizaje de mapuches y criollos chilenos, seguramente se dio en el medio rural cuando los mapuches comienzan a ser invadidos culturalmente y no hay una resistencia, que ahora si se ve, incluyendo el orgullo de serlo.
Igualmente la discriminación social se ve muy nítidamente, aquellos que tenemos una mirada extraña, de formación diferente, como es mi caso, lo notamos al llegar a Chile casi inmediatamente.
En todos lados pasó que el mestizo se veía como lo peor de la sociedad, ya que no eran ni indios ni blancos. Es el caso del gaucho, desterrado, viviendo en una frontera mitad indígena, mitad blanca, despreciado en ambos lados. La historia dice que formados los países, los nativos comienzan a ser perseguidos y terminan siendo el último escalón de la sociedad. Los mestizos, mejor vistos y no queriendo formar parte de lo peor junto con los indígenas, tienden y quieren formar parte de la cultura hegemónica criolla.
Sin lugar a dudas la cultura hegemónica en Valdivia es la criolla chilena, la del huaso, la cueca, el pastel de choclo y la chicha, aunque ninguno de estos productos sean originarios de la zona. Tal es así que como no se da la vid, se hace chicha de manzana.
Como dice Gerardo Mosquera “-lo que Yulian Bromlei llama "separación etnogenética”, a través de los cuales las culturas desplazadas se transforman dentro de sí mismas en reacción a un nuevo contexto y sus conflictos” (
http://red.enfocarte.com/articulo_detalle.php?idarticulo=261&idcategoria=137)
El alemán y su descendencia, al igual que antes el español, ante nuevos conflictos a resolver: climáticos, geográficos, las culturas locales enfrentadas, terminan perdiendo su identidad, para crear una nueva criolla. Y cuando estos se mestizan, ya no son el alemán o el español, son una nueva identidad cultural, acriollada de sus orígenes, pero otra.
En la parte idiomática no se generó mestización evidente en Valdivia, ya que se habla Chileno, igual que en la región central. Se usan algunas palabras alemanas en lo gastronómico, pero no son parte del idioma chileno, si no del alemán, ya que Kuchen se traduce torta.
Es en la parte gastronómica que se nota un poco más la heterogeneidad, comida criolla chilena, mestizada con la mapuche, las cecinas y la cerveza local, que aunque no son netamente de origen alemán, ni ya se fabrican artesanalmente a la manera alemana, los dueños y la “marca” son de origen alemán. Y sin lugar a dudas la chocolatería y confitería es principalmente de origen alemán, ya que ni españoles ni mapuches la tenían en su momento. La parte marina de la gastronomía es bien criolla chilena, con origen español, pero ha perdido toda identidad española, como en otro sitios de América que se sigue hablando de cocina gallega, paella, etc.
Artísticamente no puedo hablar mucho del tema, ya que no conozco mucho el arte de la ciudad, lo poco que conozco es arte del llamado culto y elitista. Mucho apellido de origen gringo y de las burguesías criollas chilenas, y no confundo que alguien por tener apellido alemán, no indica que pinte según la escuela alemana de fulano de tal. En la música también se ve poco mestizaje, y se da un fenómeno de “frontera” entre la música del sur y del centro chileno. Mientras en actos patrios se escucha la cueca chilota y la del centro, se ve bien forzado la inserción de danzas y música pascuenses y nortinas. Sin lugar a dudas chile es multicultural, pero cada región tiene una identidad determinada, que escalonadamente se va diferenciando de las otras. Mientras más lejos, más diferente.
Volviendo a ese fenómeno de frontera, entre el centro y el sur, un centro que aporta la ranchera mexica hecha por chilenos en la tierra de la cueca, y tonos musicales del sur muy penetrados por la música patagónica y pampeana argentina. Es común escuchar música argentina, Sandro, tango y otros, que parecieran haber causado furor en alguna época en esta zona, y hoy suenan en radios locales como melodías nostálgicas de algo que ya no es. O algún músico callejero tocando un tango con su acordeón.
Recién en Panguipulli pude apreciar algo de música mapuche y en un ritual que supongo religioso. Ya que en radios, espacios abiertos, ferias, conmemoraciones, brilla por su ausencia.
Como ya mencioné en el wiki, artesanalmente, entre los artículos chinos, peruanos, bolivianos, ecuatorianos y la producción local, hay un universo para que un sociólogo lo analice. Una transculturación a mi ver muy negativa, que puede venir de una falta de identidad debido a la negación social de una mayoría mestiza, respecto a parte de su origen.
La arquitectura es quién más denota su pasado alemán. Las viejas casas alemanas de estilo que aún perduran son una buena cantidad, y son la parte que más indica ese origen al que viene de fuera. Luego los criollos alemanes también acriollan sus casas, con rasgos originarios, pero hechas según las necesidades propias, hasta derivar en un estilo de casas chilenas del sur, que perdieron toda identidad alemana. Se puede decir que la arquitectura chilena moderna, a su medida, emula a la norteamericana. Perdiendo todo rasgo de identidad nacional.
Desconozco el tema de los clubes, ya que parecen bastante cerrados a extraños (elitistas), incluso el club español, al cual concurrimos (mi hijo nació en Madrid) para ver si habían actividades culturales para que mi hijo no perdiera parte de sus raíces, se nos informó que no las hay, que son más un club para socializar. En este tipo de clubes en le río de la Plata, cualquiera puede ir a aprender flamenco, danza árabe, hacer patín, deportes, sólo pagando una cuota mensual bastante asequible.
Para terminar, agregaría que en Valdivia quedan vestigios de una cultura alemana, que se acriolló primero, perdió identidad y luego se mezcló, con otra cultura criolla chilena, que a pesar de ser minoría, la cultura hegemónica es la de los criollos chilenos Y el grupo mayoritario, proveniente de un mestizaje criollo chileno, con nativos, acepta esta cultura predominante y en gran parte escapa de la identidad nativa o indígena, ya que la cultura hegemónica socialmente ha visto siempre de una forma negativa y etnocultural a las naciones nativas del país. Se nota un esfuerzo por las diferentes culturas de tratar de mantener sus identidades lo más puras posibles, pero el tiempo todo lo puede, o desaparecen o se mestizan. Todo esto ha influenciado en las hibridaciones y transculturaciones, poco naturales o libres. Podríamos decir que fueron bastante manipuladas, programadas, aunque no se puede manejar tan sencillamente. Esto se ve más en el espacio urbano, hegemónico por excelencia del criollo chileno burgués.
Hace muy poco un descendiente de alemán, aquí en Valdivia, hablando de esa tendencia cultural chilena amante de lo germano (los uniformes del ejército chileno, por ejemplo), me mencionó que parte del “programa” al traer alemanes a la región era mejorar la “raza” chilena. Por supuesto que esto no se enseña en el colegio, no es políticamente correcto mencionarlo, menos sabiendo que esa política fracasó, ya que los alemanes no lo entendieron como parte del trato, parece.
Lautaro Salgado

PS: Ninguna palabra (Burgués, criollo, mestizo, etc.) del texto fue usada en forma peyorativa, sólo traté de usar la que mejor imagen diera a mi idea en su momento.